Exhausto de mandamientos, Felipito se convirtió a la fe catódica sin firmar papeles.
- Aquí no debes, ni tienes, ni te comprometes, ni correspondes.
- Y entonces, ¿para que he venido?
- Para irte y volver cuando te plazca.
Felipito pensó en ellos, el por qué no vienes, el por qué te vas, el por qué no vuelves, el pues no haber vuelto. No firmó y se quedó para siempre.