lunes, 10 de diciembre de 2007

Christopher versus Millie

“Los científicos acabarán por descubrir algo que explique los fantasmas, igual que descubrieron la electricidad que explicaba los rayos, y a lo mejor resulta que es algo sobre el cerebro de la gente, o algo sobre el campo magnético de la Tierra, o podría ser algo sobre una fuerza completamente distinta. Y entonces los fantasmas ya no serían misterios. Serían como la electricidad y el arco iris y las sartenes que no se pegan”

Pero Millie cree en los fantasmas y no quiere que sean algo razonable, quiere que sigan formando parte de esa parcela maravillosa que ocupa lo inexplicable. La adrenalina del pasillo oscuro, la esperanza de que sigan ahí los que no quieres que se vayan.

“Y por eso un perro al que el veterinario le ha hecho una operación realmente importante y tiene clavos que le salen de la pata si ve un gato se olvida de que tiene clavos saliéndose de la pata y corre tras él. Pero cuando a una persona la operan tiene una imagen en la cabeza del dolor que sentirá durante meses y meses. Y tiene una imagen de todos los puntos que le han dado en la pierna y del hueso roto y de los clavos e incluso aunque vea que se le escapa el autobús no corre porque tiene una imagen en su cabeza de los huesos aplastándose y crujiendo, y de los puntos soltándose y de más dolor aún.”

Pero Millie pierde fácilmente la perspectiva, como los perros. Se enamora de los hombres más inadecuados, aún sabiendo de antemano que van a aplastarle el corazón y la cabeza le va a crujir tanto de dolor que incluso las pestañas se le van a ir soltando poco a poco, una a una, al mismo ritmo al que van las cosas en una mesa de tortura china.

“La gente dice que Orión se llama Orión porque Orión era un cazador y la constelación parece un cazador con garrote y arco y flecha. Pero es una verdadera tontería porque no son más que estrellas, y podrías unir los puntitos como quisieras, y hacer que pareciese una señora con un paraguas que saluda, o la cafetera de la señora Shears, que es de Italia, con una asa y vapor que sale, o un dinosaurio.”

Y Millie sabe que le vendría bien un poco más de praxis, pero no puede evitar ver siempre el lado poético de las cosas. Se duerme con el libro encima de la cara y sueña que Orión, el cazador cosmonauta, la rescata con su garrote y su arco y su flecha y se la lleva bien lejos, más allá de las estrellas palmarias…hasta vías remotas donde el malo maligno del pensamiento pragmático no pueda ya encontrar ni una miga de su humilde pero imprescindible imaginación.

Citas de El curioso incidente del perro a medianoche, de Mark Haddon.
Regalo de Julio, muchas las gracias
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domingo, 9 de diciembre de 2007

Funciones

He estado mucho tiempo reflexionando sobre mi función aquí, mi función primera en la vida, en el mundo. Siempre he sostenido esta tesis sobre un papel a desempeñar, más allá de tu ocupación o las circunstancias que te rodeen. Todavía recuerdo la de litros que lloré al ver La joven del agua, tantos que pasó a llamarse La joven de la inundación. Y no fue tanto por la trama sino por la materialización de mi teoría de juventud: cada uno con una función, pequeña pero totalmente imprescindible.
Durante un tiempo pensé que mi función era “querer a la persona a la que tenía al lado”. Creía que su función era una función superior y que necesitaba alguien al lado que le diera apoyo. Ahora lo pienso y me doy cuenta de que no era más que una manera de empequeñecerme, de dejar a otro la responsabilidad, de huir de mi verdadera función.
Después empecé a pensar que mi pequeña función era la de “hacer sentir a la gente importante”. Y no me pongo medallas de mejor amiga ni de empleada del mes, es solamente que creo que soy buena haciendo que mis amigos, hermanos o incluso Yanaka, la chica del Super Internacional, sepan que son buenos en algo. Muy buenos. Los mejores.
Esta función me gusta más pero reconozco que sigue quedándoseme un poco ajena…A lo mejor la gracia está en que sea alguien externo el encargado de iluminarte acerca de tu propia función, alguien que sepa descifrar tus verdaderas habilidades, tus fuertes más fuertes; un sherpa del destino y las funciones vitales. Y tal vez sea esa misma mi función, “decirles a los demás cual es su función en la vida”. No sé, es como si en los otros lo viera tan claro todo…
Hacer sentir a la gente como en casa, fundar una asociación de adictos a la mermelada de frambuesa, escribir para alumbrar, alumbrar los caminos con farolas desvencijadas, aprender para después contar, salvar a una especie de pájaros en extinción, mimar a los demás, tener hijos y conseguir que sean buenos…
¿alguien puede decirme cual es mi función verdadera en esta vida que ahora me ocupa?
Image by Julie Morstad