lunes, 26 de noviembre de 2007

Portrait of Margaret

Te observo entre las flores de mi cortina.
Entre las flores, como en una tumba.
Espío tus mentiras y espero no hundirme en el cristal,
hundirme tanto que lo traspase,
lo traspase, te huela y entonces vuelva a creerte.
Te veo ahí, esperándome sin descanso
y me escondo en el blanco acolchado
de esta tumba de polillas que yo misma que cabo.
Tengo latas de conserva, mil y más para quedarme
pero claro, el sol no cabe en un solo tarro.
Y yo te miro y me convierto,
me convierto en otro alguien, más blanco, mucho más ajeno,
me convierto en una mentira al otro lado de la ventana.
Hasta que me hunda y traspase el acolchado,
hasta que me convierta en cortina amarilla de tanta espera
hasta que muera entre las flores de ésta ya mi propia tumba.


Image by Joe Sorren

martes, 20 de noviembre de 2007

Es un milagro tener tiempo para leer cuentos

Llevaba tiempo sucediendo, los cambios en el barrio habían empezado con un inapreciable chasquido de la lengua contra el paladar del Señor Mott, “tsch”, acaudalado bigotudo de poco escrúpulo y mano sudorosa.
Tras el chasquido, todo fueron tejemanejes. Primero el Señor Mott compró la tienda de legumbres del viejo Bernie para abrir una guardería canina.
- ¿Qué querías que hiciera, Klaus? Me compró las alubias a 1.000 billetes el zapato.
- Eso tuyo de pesar la mercancía con zapatos…
- Zapatos no, ¡zapato!, todo pesa un zapato o medio zapato, así la gente no te viene con tonterías…250 gramos y pico, ¡anda ya!
- Ya, pero tú no querías vender…
- ¿Y quién habría cuidado del bandarra de Cordón? Yo ya estaba a punto de jubilarme y cualquier día estiro la pata…ahora al menos tengo suficiente para dejarlo bien cuidado en la guardería canina, bandarra Cordón, pobre porvenir para la orfandad…
La siguiente en caer en las redes del progreso fue Morissette, peluquera haitiana que nunca había tocado tanto dinero junto como cuando metió la mano en el bolsillo del Señor Mott.
- Ai Klaus, aquello palpaba como la seda bordada de Dominicana, puro lujo caribeño.
Desalojados los secadores, se abrió un take away de comida rusa en el que contrataron a la misma Morissette como jefa de cocina.

Klaus volvía a casa un jueves rosa-palo pensando en el feng shui, ¿por qué no lo aplicaban también a la decoración urbana? Aquel barrio no tenía ninguna pinta de estar orientado hacia el lado correcto…Al girar la esquina divisó una enorme alfombra roja en el suelo, repleta de regalitos infames de los pequeños usuarios de la guardería cercana. La alfombra llevaba directamente a un nuevo comercio “La tienda de Milagros”. Un tablón de anuncios informaba de que en su interior se impartían cursos de milagros, 6 sesiones, infalibles. Klaus negó más de tres veces y se fue a por unos pinchos de huevas de salmón, nadie los hacía como la haitiana.
- ¿Has visto lo del curso de milagros?
- Sí, justo acabo de verlo. ¿Esto también ha sido cosa de tu mecenas Mott?
- ¡Claro!, ¡es él el que da el curso!
- Lo que nos faltaba…
- Va en serio, mon petit Klausette, él mismo utilizó los milagros para enriquecerse, y no se puede decir que le haya ido mal, ¿verdad?, ¿nos apuntamos?
Las huevas le parecieron pelotas jugando a la petanca en su propio esófago.

Klaus ni siquiera recordaba el momento en que le convencieron pero el caso es que allí estaba, en la primera sesión del curso de milagros. Bernie, Morissette, Klaus, un ruso de nombre incomprensible que trabajaba como repartidor en el take away y Page, la hija adolescente del Señor Mott a quién Morissette no podía dejar de mirar.
- Parece que vaya pintada como un fantasma.
- Shhht, chitón. A ver si nos oye el jefe y nos echa de aquí a patadas – Bernie sudaba.
- Una vez a mi tía Frances se le apareció un fantasma igualito…
- ¡Mo!, ¡ri!, ¡ssette!
El Señor Mott entró en la sala con un pose ilustre y Morissette carraspeó, tontaina.
- Buenas noches y bienvenidos al primer curso de Milagros de esta humilde escuela…
- No te enrolles, papá – soltó Page.
- ¡Tsch! – alegó el padre, cuya imagen había perdido credibilidad en cuestión de un chasquido de lengua contra paladar.
El Señor Mott enumeró con pulcritud las bases teóricas del milagro contemporáneo y, para sorpresa de Klaus, éstas parecieron fundadas e incluso ¿científicas? Tras una breve introducción, pidió a los asistentes que dijeran en voz alta los milagros que perseguían.
- ¿Morisette?
- Yo quiero…mmm…yo quiero que el negocio fructifique y me venda usted una franquicia del tekiguey.
- ¿Señor Rogeliostripokonov?
- Cocinero jefe – comentario al que siguió la mirada desconfiada de Morissette, pues a ella nadie le quitaba el trabajo, ni un ruso venido de la misma Rusia.
- ¿Bernie?
- Que mi perro Cordón, bandarra Cordón, sea como un diccionario de sinónimos.
- Pero para eso tendría que hablar o escribir y que hable o escriba convierte el milagro en dos.
- ¿Eh?, Ah, pueees, entonces, que aprenda a escribir.
- ¿Klaus?
- Que el barrio vuelva a ser bonito.
- ¿Page?
- Que esto se acabe pronto y me compres la moto que me prometiste.

Maestro y alumnos se esforzaron mucho en las 5 siguientes sesiones. Los aspirantes fueron instruidos en alquimia, artes marciales, lógica filosófica, papiroflexia y repostería; disciplinas que aparentemente no tenían nada que ver con los milagros pero que, según el Señor Mott, eran cruciales para curtir a los decididos candidatos.
En la última sesión, el maestro lloró y abrazó durante zapato y medio a todos y cada uno de los alumnos. Incluso Page se mostró más humana aquel día y acabó besando el bigote de su padre, quien no dejaba de sudar de alegría. Los alumnos se sentían plenos, avasallados, ninguno había cometido milagro todavía pero eso era lo de menos. El Señor Mott les había unido para siempre, había sido un curso breve pero extrañamente especial. Salieron por la puerta riéndose a carcajadas y fue Klaus el primero en darse cuenta:
- Page, creo que esta moto con lazo lleva tu nombre en las llantas…
- ¡Se ha acabado el curso y tienes una moto nueva!, ¡Es tu milagro! – gritó Morisette emocionada.
Todos saltaron alto, las farolas parecían flexos. Después de una nueva sesión de besos, se separaron y se fueron cada uno por su lado.
Cuando Bernie llegó a casa, dejó su abrigo y se abalanzó sobre la butaca, ¡Cordón Bandarra! Cordón apareció moviendo la cola y luciendo un papelito sujeto al collar en el que ponía “Macarra, Gamberro”.
- ¡Dios mío, el perro ha aprendido a escribir y además busca sinónimos!, ¡esto son dos milagros en uno! Jubilado y listito para la beatificación, éste barrio es la monda…

Al día siguiente el Señor Mott le dio la noticia a Morissette, el negoció iba viento en popa y era el momento de que ella se encargara de su propia franquicia.
- Ay Señor Mott, ¿no hará esto porque yo se lo pedí en el curso de milagros? De verdad que no tiene usted ninguna necesidad…
- Que no, que no, de veras, si es que nadie cocina como tú las huevas en esta ciudad. Lo único que te pido es que tú misma escojas al nuevo personal…y tendrás que instruir al cocinero jefe para la tienda que vayas a dejar.
Morisette miró de reojo al ruso de nombre incomprensible.
- ¡Eh, ruso! Tengo un milagrito para ti… - y el ruso le propinó un beso de tornillo para cerrar el pacto.
Klaus estaba esperando fuera del take away al Señor Mott, tal y como él le había pedido. El Señor Mott salió de la tienda con la boca llena de huevas.
- Perdón, tenía unos asuntos pendientes….tal y como te iba diciendo, Klaus, necesito un asesor para emplear todo este patrimonio mío. Tengo un humilde proyecto: mejorar el barrio y poco a poco irlo dejando bonito…

viernes, 16 de noviembre de 2007

Hace casi un año...

Éste es el mail que hace un año desencadenó una ristra de 75 respuetas, debates, abucheos y risas entre mis amigos... Es gratificante comprobar que por mucho que tiemble la tierra, hay opiniones que, como los amigos, se mantienen firmes:

"Nunca habia visto un cartón piedra de mayor calidad que el de esta ciudad con alma de gasolinera de lujo.
Los Angeles huele a árboles a pesar de que las luces de neón intenten engañar a tus ojos, inocentes ellos, en búsqueda de la ciudad que no existe. Es un gran suburbio que parece haberse construido para la exposición universal de turno, con la misma rapidez con la que se monta y desmonta la granja de Pin y Pon. Pero el verde es tan verde y el azul tan azul...¿verdad, Laura?
Os mando una foto de la playa de Santa Monica. El atarceder es tan sereno que dan ganas de tener perro."

domingo, 11 de noviembre de 2007

Lo que uno calla

“Las cosas que uno calla siempre son las más importantes”.
Acabo de ver Cosas que nunca te dije y, es verdad, técnicamente ha envejecido raro pero su discurso sigue siendo válido, así como los domingos siempre seguirán siendo fluctuantes e irresolutos o el té tan caliente que te olvidas de él para acabar tomándotelo frío. Así es, lo que uno calla siempre es lo más importante pero en mi opinión a veces callar es lo más parecido al olvido, bueno a la úlcera sangrante y al olvido. A lo largo de los años, he tenido que aprender a contar las cosas un poco más, a quejarme en voz alta para que así la bola disminuyera de diámetro. Y me ha ido bien, no me quejo, pero hay verdades tan reales y tan irracionales a la vez, que casi es mejor que ese día el cartero se equivoque de buzón o la línea enemiga responda que “ha sido imposible establecer la comunicación, pruébelo de nuevo más tarde”. A veces el más tarde pasa y pasa hasta que te olvidas, te tomas el té tan frío que ya no sabes ni lo que esperabas, la cremallera funciona, el pantalón te ajusta de nuevo y la vida sigue como si nunca hubiera sido tarde de domingo.


Image by Libélula de Nueve Pulgadas

jueves, 8 de noviembre de 2007

El día en que nací, nacieron todas las flores...en Rusia

Me acabo de enterar de que el 7 de noviembre de 1917 los bolcheviques tomaron el Palacio de Invierno, residencia oficial de los zares, hoy Museo del Hermitage. También fue un frío 7 de noviembre de 1879 (digo frío porque era Noviembre y Rusia todavía no estaba azotada ni por el cambio climático ni por el Gore-tex) cuando nació León Trostky, revolucionario soviético y ex-lío de Frida Kahlo (qué me gustan a mí los detalluscos sentimentales).
El domingo fui a ver Promesas del Este en la que, cómo sabéis, Vigo Mortensen hace de ruso. Y fíjate tú qué coincidencia, el martes fui a un concierto de autores rusos: Rachmaninov, Tchaikovsky, Prokofiev. Además resultó que se trataba de la jornada de conmemoración de los 30 años de relaciones diplomáticas entre España y Rusia y hablaron el embajador y demás personas de barriga redonda.
Soy extrañamente rubia cuando casi nadie de mi familia tiene el pelo claro, solamente hay dos exponentes más y ya están calvos, así que tengo que ponerle un poco de fe al tema…
¡El año que yo nací se celebraron los Juegos Olímpicos en Moscú e incluso hay un restaurante ruso en mi propia calle!
Si la protagonista de la peli de Cronenberg se llama Anna Ivanovna por ser la hija de Iván…pronto vais a conocerme como Elena Rogeliovna, ¡dios!
O todavía mejor:
Próximo titular, “Bort conquista el Kremlin y San Petesburgo pasa a llamarse Bortingrado”. Bueno, que sepáis que no pienso mandar a ningún perro más al espacio… Ai Rusia, Rusia, el destino es nuestro…

miércoles, 7 de noviembre de 2007

La melena más larga...

Un año más, unos centímetros más para mi melena.

Me acuerdo de los cumpleaños de mi infancia, esos sábados por la tarde sobre la moqueta de la salita. Las invitadas eran veinte, todas niñas, estrenando los conjuntos de invierno que sus madres les habían comprado con las primeras nieblas. Leotardos y faldas plisadas. Mis hermanas me ayudaban a prepararlo todo. Hacíamos las invitaciones a mano, con cartulina pintada, y trabajábamos desde la mañana para que todo fuera perfecto. Las niñas llegaban sobre las cuatro de la tarde, mi madre recogía sus abrigos acolchados y se descalzaban en el pasillo para no ensuciar la moqueta. Yo les proporcionaba un papelito con su nombre que dejaban dentro de los zapatos para así identificarlos. Nunca creí que esta medida fuera necesaria pero después de que dos niñas se confundieran de zapatos un año y la que había venido con botas se acabara marchando con zapatos de charol, mi madre creyó que ésta sería una buena solución. Las niñas me traían sus regalos, muñequitos, estuches, lápices y gomas con formas de fresa, pingüinos que cantaban “somewhere over the rainbow”, y yo los abandonaba encima de la cama para verlos más tarde todos juntos, cuando todas se fueran y yo me quedara sola, rica.
Después venían los juegos iniciales y explotábamos globos con una aguja. Mireia Prades siempre lloraba porque le daban miedo los globos, mi hermana mayor se encargaba de consolarla. ¡Cumpleaños feliz!, ¡cumpleaños feliz!, mi padre al piano y encima de la mesa bocatas de nocilla y de chorizo con mantequilla Tulipán. Coca-Cola, Fanta Naranja y pastel casero para el que la mitad de las invitadas ya estaban demasiado hartas.
Entonces entraban mis hermanas en acción y jugábamos al Un, Dos, Tres; una era Maya Gómez Kemp y la otra la azafata que nos presentaba, “éstas son Marta y Maria Rosa, gemelas y procedentes de Mollerussa”, “éstas Mariona y Sheila, vecinas de este edificio y amigas de la homenajeada”. Y así hasta que oscurecía.
Cuando iban a irse y sus madres ya les estaban colocando las bufandas hasta las cejas, les dábamos un saquito de chuches elaborado con celofán de colores. Un suspiro y hasta el próximo año, había llegado el momento de escoger el estuche que llevaría el lunes al cole.


Ejércitos de ciervos se deslizan por mis crines, juegan al un, dos, tres, pica pared y al que primero llegue a mis tobillos, le toca el trozo de tarta más grande.
Image by Miss Van

lunes, 5 de noviembre de 2007

¿Un blog para chicas?

Me han dicho que mi blog es muy “de chica”, un blog escrito por y para gente de mi edad y, ante todo, de mi género. Lo he estado pensando y en parte tienen razón, yo escribo sobre lo que conozco, sobre mi mundo de cosas pequeñas: un relato sobre una chica que se tropieza con el amor de su vida en la sección de ultramarinos, lo que hice el sábado pasado, el maravilloso mundo de las fundas de sofá estampadas o los fondos de pared color turquesa. Sí, escrito por una chica pero no sé si solamente para chicas.
En la película La Joven Jane Austen hay una conversación en la que su propio Mr. Darcy no-imaginario le dice que su escritura carece de interés porque escribe como una mujer y que, para escribir como un hombre, le faltan todavía experiencias vitales. ¡Pero es que por muchas experiencias que vaya a vivir, yo siempre las analizaré bajo mi prisma femenino y así es como pienso contarlas! ¿Es eso malo? Está claro los tiempos han cambiado y no creo que a estas alturas alguien opine que una mujer no puede escribir género policiaco o ciencia ficción pero ¿por qué el hecho de contarlo como una mujer nos reduce a un público femenino? A mí me gusta sentirme incómoda cuando Stephen King describe como alguien se desangra, también habrá chicos que lean “La mujer del viajero en el tiempo” y disfruten de la combinación de fantasía y juego de tazas de té. Defiendo los gustos, los temas y los géneros pero no creo en la literatura para hombres o para mujeres, me niego. ¿Es menos desgarrada la poesía de Pizarnik porque ella se llame Alejandra?, ¿tan sólo pueden disfrutar de ella las mujeres argentinas, depresivas y más bien menudas?
No, no, que no, que no puede ser.
De hecho creo que ésta es precisamente una de las grandes magias de la lectura, la de introducirse en mundos extraños a los que uno no pertenece, sean el hades habitado por los más horribles demonios o la balda cuarta en mi nevera sumergida. A mí me encanta descubrir lo diferente que soy de Murakami, japonés y lunático, y lo que pueden llegar a atraparme sus viajes tan fantásticos que hasta los gatos hablan. O lo poco que tengo que ver con Salinger, americano recluido que no sale de casa ni para comprar el pan por miedo a que una fan le estampe en la cabeza la biografía con uñas que escribió su propia hija y, en cambio, lo muy cercana que me siento a sus personajes Franny o Zooey.
Y que conste que no me estoy comparando con ellos como escritora, tan sólo hablo como lectora. Como escritora reconozco que sí me falta mucha experiencia...eso sí, experiencia de chica. Claro.

domingo, 4 de noviembre de 2007

jueves, 1 de noviembre de 2007

Terracota


















El color de las especias para el cous cous, de la hena, de los edificios de Marrakech...