Caperucita en Manhattan, Carmen Martín Gaite.
Como Sara, tan sólo necesito un poco de río y un retal de luna; una capucha, un cuaderno y la libertad serena de quien se inventa nuevas palabras. Vuelvo a casa de la abuelita...
Las mañanas de verano terminaban con la toalla roja... Papá y Mamá la colgaban del balcón para informarnos de que la comida estaba lista y nosotras volvíamos de la piscina doradas y hambrientas de sandía...
1 comentario:
Todo es perderse lejos..
Para encontrarse cerca..
Un beso y.. ya veo que el retiro te ha ido genial.
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