domingo, 8 de julio de 2007

Agostos y excesos de una vaga enderezada

Hay lapsos de tiempo en los que soy incapaz de escribir. Vivo, digiero y escribo, es un proceso inconsciente e inevitable al que siempre suelo ampararme. Me digo, los habrá que sueñen, pero a mí no me basta. Yo miro y escucho y leo y trago saliva y, claro, hay que ser paciente porque antes llega el que avanza con calma.
Pero no, ya no creo más en legislaturas pasivas. Barbecho que mortifica, ganga de excusa de la vagancia literaria.
Hoy me niego a creer en el páramo, y es que siempre hay algo aunque sea maleza. Y entre maleza y maleza, algo habrá que merezca la pena. Está bien merodear y sobretodo vivir, es necesario vivir pero no para justificar la modorra de las yemas, es importante vivir y contarlo y equivocarse y tachar partes de la historia y vivirlas de nuevo para que esta vez sí, esta vez sí suenen consonantes y rimas y cimas de la cosecha descontrolada. Hoy me ventilo y lo solvento, escribiré en dobladillos dedicatorias infames a la ensaladilla rusa, bostezaré baladas hasta que los geranios se pochen de diabetes, perpetraré homenajes con Tipex en el primer ladrillo que se cruce por mi camino. Todo vale, las palabras casi nunca sobran. Este es el primer capítulo de los agostos y excesos de una vaga enderezada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

wapi!!! q estás en plan vaganduelis una mica perris eh... jaja
molta calor x aki no?? has d anar a fer una tònica ben fresketa i et passa tot!!!
quan vens per aki??? q faràs x vacances?? ja teniu tot organitzat per benicassim?